jueves, 4 de marzo de 2010

PESCANDO EN EL LEJANO OESTE


PESCANDO EN EL LEJANO OESTE
Para llegar al pool que sigue a la "Barranca de los Monstruos" no hay mayores posibilidades aparte de un largo rodeo sobre la barranca norte del Jáchal y el "buceo" entre la selva de chilcas, que dan rápida cuenta de los waders. Ahí estaba yo en ese pozo sin nombre, bañando la caja de moscas, una por una. Me senté y miré la potente correntada del run, podía sentirle el olor a la trucha escondida entre esas piedras, pero no lograba bajar hasta su hocico, condición inevitable para un río donde pateamos una piedra y salen siete pancoras. La trucha simplemente abre la boca y come, casi sin necesitar moverse del fondo. Miré el chaleco. Nueva, sin uso, una sink tip de 150 grains se enrollaba en el carrete extra; probemos, total?. Cambio, roll y al agua con una Bichón Fly en 2/0. Tensión lenta y... rrrrrrrrrrrrrrrrr, no para, no para!!. No tengo corazón, es un bombo, una matraca humeante. Pienso: "enganché una vaca, ya se va a plantar". No se planta "un áca" y me lleva al galope con el agua a las rodillas, la #5 pregunta si el seguro está al día. Se detiene tras de una roca y aprovecho para irme aguas abajo. Después, todo es más fácil: se opone a que la lleve hacia atrás, hace una diagonal hasta mi orilla para terminar entre la costa y mi copo. Trece minutos y medio. Carajo, es grande!!, la mitad del cuerpo sale fuera de la red. La balanza se clava en los cuatro redondos. Nos sacamos una docena de fotos y luego, me congelo las manos durante quince minutos hasta que arranca sola hacia el flamante "Pool de las vacas".



EL JACHAL Y SUS TRUCHAS
La comunidad de truchas arco iris (Oncorhynchus mykiss) del río Jáchal desde el punto de vista pesquero - deportivo, es la más atractiva de la provincia en virtud de la calidad y porte de sus ejemplares. Se encuentra a sólo 200 kilómetros por pavimento desde nuestra ciudad capital y a sólo diez kilómetros del pueblo de Rodeo, donde el pescador encuentra variados alojamientos.
Los salmónidos de este ámbito provienen de siembras efectuadas en afluentes superiores (Agua Negra; San Guillermo, etc.) y escapes de una pequeña piscicultura privada que existe aguas arriba de la presa. Junto a las que posteriormente se sembraron, dieron origen al calificado pesquero que hoy -en condiciones de suma fragilidad por el accionar humano- podemos disfrutar.
Hasta fines del año del 2004 este "tailwater" del norte sanjuanino, mostró sus mejores perlas, brindando capturas que alternaban entre arcoiris silvestres y también las que sembramos con la APMSJ. El crecimiento individual era asombroso: según los análisis de las escamas que enviamos a San Martín de Los Andes, las truchas engordaban alrededor de un kilo al año.
Después, vinieron los desarenados del embalse de Cuesta del Viento y el inicio de explotación del megaproyecto aurífero Veladero, únicas intervenciones antrópicas en la joven historia de un río que, hasta ese momento, había progresado sin solución de continuidad. De nada valieron los planteos ante las autoridades de Hidráulica provincial ni la intermediación de los funcionarios de Medio Ambiente. Las truchas prácticamente desaparecieron del agua.
Desde entonces y hasta el año 2008, un pequeño grupo de pescadores sanjuaninos realizaron un trabajo de hormiga (otro más y van...), peregrinando ante las autoridades ambientales; solicitando y colaborando en la repoblación; colocando la cartelería...y vuelta al ruedo.


EL JÁCHAL, HOY.
Hoy, el noble Jáchal vuelve a brindar sus arcoiris cortas y robustas a quien "trabaje" con prolijidad e insistencia su intrincado curso. Poco a poco retornan los buenos portes que le dieron fama en su breve historia pesqueril.
Dentro de las especies autóctonas, -pese a la singular importancia que revisten- fruto de los desecamientos prácticamente han desaparecido del curso inferior los Bagres de torrente (Hatcheria macraei), los Bagres pintados (Trichomycterus areolatus) y Mojarras negras (Jennynsia maculata) que originalmente poblaban el curso. El forraje se redujo a una variopinta fauna entomológica con abundancia de terrestres, pejerreyes provenientes del embalse... y pancoras, muchas pancoras. El río Jáchal es el que contiene a una de las mayores comunidades de este crustáceo en nuestra provincia. Esta especie autóctona carnívora y detritívora, a la vez de ser una eficaz procesadora de desechos orgánicos, constituye el principal alimento de distintos predadores dentro y fuera del agua. De hecho es la responsable del vertiginoso crecimiento individual y el control poblacional de la comunidad de salmónidos del río Jáchal (vale decir que los engorda pero también se encarga de limitar su aumento poblacional desmedido). Además, complemento alimentario de los zorros que pueblan sus márgenes (detalle fácil de comprobar visualizando sus excrementos).

Por aporte natural, las aguas del Jáchal siempre mostraron valores importantes de arsénico y boro. Sin embargo, los pueblos que riega su curso, pudieron desarrollar actividades agrícolas y aún emplearlo para consumo humano. Hoy, beber con alguna regularidad el agua del río es poco recomendable debido al incremento en la concentración de las sales mencionadas.
Con la construcción de la presa de Cuesta del Viento, el hasta entonces turbio torrente que había sido el Jáchal se transformó en una meandrosa corriente azul que permite ver con claridad las pancoras que, por millares, medran entre las piedras sumergidas.
Las truchas de este río se las ven en figurillas para poder sostenerse como población estable. Las constantes subidas y bajadas del caudal que eroga la presa situada aguas arriba y los enjambres de pancoras conspiran en perjuicio de los desoves. En vivo y en directo he podido ver varias veces el "spielberesco" espectáculo de docenas de éstos crustáceos devorando nidadas enteras de ovas anaranjadas entre la gravilla del río. Son prolijas y no dejan ni el juguito.
Si a esto le sumamos la acción frecuente de los furtivos que hasta el día de la fecha continúan asolando sus pozones con carnadas y otras "artes", la supervivencia de sus truchas es una gracia del Creador.
Alguna dificultad reproductiva podría relacionarse al arsénico presente en el río: en seres humanos está comprobado que su ingestión periódica provoca abortos espontáneos. ¿Tendrá el mismo efecto en los desoves de truchas?.



PESCANDO
Tan cambiante como la historia del río lo han sido las técnicas de pesca que ha demandado en diferentes épocas.
Previo a todo, vale resaltar que el Jáchal es un río pequeño pero potente en correntada, con aguas que pueden variar en un mismo día de un celeste velado a la transparencia más absoluta. Asimismo, no debe perderse de vista que en buena parte de los 365 días que este río se encuentra habilitado con devolución obligatoria, el viento que arranca a partir de la siesta nada tiene que envidiarle a los céfiros fueguinos.
Cuando comenzamos a pescarlo, allá por el 2001, el señorío del streamer trabajado con sinking tips rápidas fue indiscutible. El empleo de ninfas quedaba relegado a las manías de algún excéntrico (como este servidor). Bastaba con colocar alguna imitación de pancora medianamente creíble y trabajada muy lentamente a ras de fondo para obtener gruesos premios.



Más recientemente, las líneas de flote, las ninfas grandes y contrastantes ganaron territorio. La exigencia de las truchas hacia el pescador creció astronómicamente, transformando al Jáchal en un desafío atrapante. Los peces solamente toman en deriva muerta, a exacta velocidad de corriente y con succión muy breve y sutil. Los leaders largos y potentes, con indicadores de pique a larga distancia de la mosca son un requisito obligatorio si queremos verle el hocico a las arcoiris norteñas.
También y en cercanías del verano, se obtienen buenos resultados con secas medianas de foam, tipo Fat Albert, Yellow Jacket, Tucurífera y similares en anzuelo #10. Lejos de las explosiones acuáticas que estas moscas provocarían en otras aguas, en el Jáchal son tomadas con la suavidad de una mayfly, quizás porque buena parte de los terrestres que caen al río quedan inermes y a merced de la corriente.
Pese a haber perdido relevancia, los streamers aún logran buenos resultados aunque de manera más aislada. B.H. Woolly Buggers con patas de goma, la Bichon Fly o la Pancora de Ardilla siguen siendo un "disparo al suelo" cuando se trata de pescar pesado.

Si aún conserva su interés en vérselas con "una vaca" (que las hay), mientras no se dedique sistemáticamente a beber el agua o comerse las truchas, este curso lo espera con su árida belleza y una pesca que -justamente por difícil- significa un premio calificado para todo pescador, además de un compromiso individual de no dejarlo entrar en la larga lista de víctimas de un malentendido progreso.

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